Los Miserables es ya una de esas películas que pertenecen a
la Historia del cine. Sí, historia con mayúscula; porque este filme se ha
convertido en uno de los mejores musicales de todos los tiempos. Alabado por
crítica y público, este musical está destinado a arrasar en la próxima edición
de los Oscars; siempre y cuando el “Lincoln” de Steven Spielberg y “Argo” de
Ben Affleck lo permitan.
¿Pero por qué Los Miserables forma ya parte de la Historia
del Cine? Porque ha marcado un antes y un después en la manera de hacer
musicales. Dirección exquisita (Tom Hooper está rozando su Oscar al mejor
director), interpretaciones memorables (Hugh Jackman y Anne Hathaway también
están tocando con la punta de los dedos su Oscar, aunque es mucho más probable
que ella se lo acabe llevando y a él se lo arrebate Daniel Day Lewis por su
interpretación de Lincoln).
De principio a fin, la película te atrapa, te emociona, te
hace reír, te hace llorar, te pone la piel de gallina. Ya desde la primera
escena sabemos que estamos ante una de las más grandes películas.
Quizá los espectadores a los que no les gusten los musicales
la encuentren cansina y larga pero los amantes de este género disfrutaran como
nunca de esta película.
Es la primera vez que una película de género musical se rueda con los actores cantando en directo; esto hace la interpretación infinitamente más creíble que si sólo movieran los labios y después se añadiera la canción previamente grabada como hasta ahora se había hecho.
Tom Hooper dirige exquisitamente bien a los actores y cada
escena del filme, utilizando muy acertadamente los primeros planos cuando los
personajes están cantando para enfatizar sus sentimientos, sus dudas y sus conflictos interiores.
Todos y cada uno de los actores que aparecen en la película están
en estado de gracia y brindan unas actuaciones soberbias y realmente memorables.
Mención especial para Anne Hathaway que, pese a no estar mucho tiempo en
pantalla, logra llenarla completamente y atrapar al espectador con su interpretación.
También sorprende gratamente la capacidad vocal de Russel
Crowe; sabíamos que Hugh Jackman Y Anne Hathaway cantaban muy bien pero no
teníamos noticias de que Crowe también tiene una voz muy agradable.
Todos los secundarios, con Amanda Seyfried (Cosette) a la
cabeza, también están magníficos; incluyendo a Helena Boham Carter y Samantha
Barks (Eponine), ésta última especialmente magnífica.
De la Banda Sonora sólo se puede decir que es fantástica y
que los actores ponen mucho de su parte para elevar la música todavía más.
Con todos estos ingredientes, Los Miserables es, por méritos
propios, la película del año y se sitúa ya entre las mejores películas de todos
los tiempos.
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