Glee ha vuelto de su parón navideño con un capítulo en el que hemos tenido mucha trama amorosa y un personaje que en este episodio no ha parecido él mismo (o quizá sea cosa mía). Todo ha empezado con una idea de Tina Cohen-Chang (quien esta temporada parece que por fin tiene más protagonismo): celebrar un Sadie Hawkins, un baile en el que son las chicas las que piden a los chicos que las acompañen a dicho baile.
Gracias a esto hemos descubierto que ¡Tina está enamorada de Blaine! A mí este enamoramiento de buenas a primeras me ha parecido un poco cogido por los pelos pero he de reconocer que puede dar bastante juego en los siguientes capítulos. Sin embargo este amor no es correspondido, ya que a Blaine ¡le gusta Sam! Esto no me ha sorprendido tanto porque desde hace algunos capítulos hemos visto un acercamiento entre estos dos personajes; hasta ahora un acercamiento en forma de amistad pero que ha resultado ser más que eso por parte de Blaine. Esta trama también puede dar mucho de sí, veremos que va pasando.
Por otra parte, tenemos a Jake y a Marley que parece que su relación va viento en popa a pesar de que Kitty ha intentado interponerse entre ellos sin cortarse un pelo. Menos mal que Puck ha intercedido por su hermano y ha sido él el que ha acabado yendo al baile con Kitty; y parece ser que a estos dos los veremos como pareja en los próximos episodios, una pareja un tanto extraña la verdad.
En general, el capítulo ha ido de lanzarse a por lo que quieres, las chicas que no tenían pareja (Sugar Motta y Lauren Zizes, la ex de Puck entre ellas) han terminado lanzándose a por sus respectivos chicos y por otro lado, en Nueva York, Kurt ha tenido valor y le ha pedido una cita al chico que ha conocido en sus primeros días en NYADA.
En cuanto al personaje del que hablaba en la entradilla, me refería a nuestra Rachel Berry, quien en este capítulo no ha parecido en absoluto nuestra Rachel Berry de siempre. Quizá todo esté en mi cabeza pero me ha parecido muy extraño su comportamiento. Primero le faltaba tiempo para ir detrás de él ya sea a ayudarlo con un ensayo o con cualquier cosa; esto no hubiera sido extraño del todo pero ¿pasar la noche con él así de buenas a primeras cuando tan dolida estaba por lo que hizo con la profesora Cassandra July? No se…
Pero el punto álgido ha llegado con ese enfado tan desproporcionado porque él llegara tarde, ahí si que no he reconocido a la Rachel Berry de siempre. Y ya el remate ha llegado con esa proposición a Brody para que se fuera a vivir con ella. ¿En serio Rachel? O mucho te ha cambiado Nueva York o algo tienes que no nos has contado. Quizá todo sea un intento desesperado por olvidarse de Finn, o quizá todo esto sea simplemente cosa mía…
Por último, una cosa importante. Dábamos por perdida ya la carrera de New Directions hacia los Nacionales pero en este capítulo hemos descubierto, gracias a las dotas detectivescas de Sam, que quizá no todo esté perdido. Al parecer los Warbles actuaron bajo sustancias dopantes para perder peso asi que hay posibilidad de que queden descalificados de la competición y nuestros chicos deNew Directions vuelvan a pelear por el trofeo de coros.
En cuanto a actuaciones, Tina ha estado más que correcta con “I don’t know how to love him”, del musical de Jesucristo Superstar . Durante el baile, las tres actuaciones de “No Scrubs” de los chicos, “Locked out of heaven” de Bruno Mars de las chicas y “I only have eyes for you”, cantada por Ryder han estado bastante bien. Y mención especial para “Tell him”, con Brittany y Marley y las demás chicas con coreografía y vestidos a juego incluidos y sobre todo mención para una de las actuaciones más frikis extrañas de la serie; ese “Baby got back” interpretado por las Manzanas de Adán, que no sabría como describir. (Por cierto, esta canción es la que Rachel y Ross en Friends le rapean a su hija Emma para que se ría).
En fin, lapsus seriéfilos aparte, veremos que sucede la próxima semana en Glee. Nos vemos en la siguiente review.